
Las autoridades de China informaron que desde que se dio el último brote de COVID-19 en marzo que orillaron a tomar medidas sanitarias para la población.
Después de que se diera un brote de la variante ómicron en Shanghái no se dio ningún caso doméstico confirmado del virus y ninguna nueva infección asintomática, precisó el gobierno a través de un comunicado.
En marzo, los contagios empezaron a multiplicarse en la capital económica del país, que terminó decretando un severo confinamiento durante dos meses de duración.
Hace dos semanas, millones de personas volvieron a verse temporalmente confinadas mientras el gobierno municipal desplegaba una campaña de test masivos en algunas zonas.
Pekín cerró escuelas y oficinas durante semanas por otro brote que, según las autoridades, fue contenido la semana pasada.