
El 20 por ciento de las personas mayores de 60 años padece algún trastorno mental o neurológico, en concreto con la demencia y la depresión.
El deterioro cognitivo y los trastornos depresivos están asociados a unos rasgos de personalidad comunes: neuroticismo e introversión. Además, el predictor más consistente del desarrollo de depresión en la vejez, su curso y respuesta al tratamiento es un mayor neuroticismo.
Es por ello que la personalidad es un factor psicosocial que puede tener un efecto positivo o negativo en la salud mental porque influye en la manera de comportarse, el estilo de vida, la actividad cognitiva, la reacción al estrés y la calidad y el tamaño de la red social.
Los rasgos de personalidad formen parte de la visión holística de la Psiquiatría para el diagnóstico y el tratamiento de la depresión.
Si se identifican rasgos de personalidad se puede permitir estar más alerta y poder avanzar, no solamente con nivel farmacológico, aunque sí con terapias psicológicas.
Con ello se trata de abordar la depresión de manera más precoz y no llegar tan tarde a la hora de encontrar herramientas para gestionar ciertos problemas.