
Las vitaminas siempre serán indispensables para el buen funcionamiento del cuerpo, que además permite regular que además actúan ordenando múltiples reacciones químicas en el metabolismo que están dentro las células.
Las vitaminas se dividen en dos tipos: las liposolubles que son solubles en lípidos y necesitan de éstos para ser absorbidas y las hidrosolubles que son solubles en agua.
Entre las vitaminas liposolubles se encuentra la vitamina A, la D, la E y la K, mientras que en las hidrosolubles se encuentra la C, la B1, la B2, la B3, la B5, la B6, la B8, la B9 y la B12.
La vitamina B12 es una sustancia que interviene en la formación del núcleo de las células, sobre todo, en la síntesis de ADN y ARN, por lo que es necesaria para la formación de nucleoproteínas, proteínas y glóbulos rojos.
Esta última vitamina sirve, además, para el funcionamiento del sistema nervioso, la movilización de grasas y mantener la reserva energética de los músculos.
La vitamina B12 se puede encontrar sólo en productos animales como pescado, riñones, huevos, quesos, leche, carne, así como en vísceras, mariscos y lácteos.