
El jengibre es una raíz que encuentra en el sudeste asiático tiene varios compuestos con propiedades benéficas, principalmente los gingeroles, al cual se le atribuyen efectos antiinflamatorios y antioxidantes. Se emplea de muchas maneras: fresco, seco, en polvo, aceite, jugo y suplementos.
Se toma usualmente en forma de té, con la raíz fresca mezclada con canela o limón. Se cree que esta infusión caliente puede ayudar a hidratar, eliminar líquidos y desinflamar, además de desintoxicar el hígado.
Los compuestos del jengibre se han estudiado por su potencial para aliviar mareo, náuseas, mejorar la circulación, reducir la presión arterial y el colesterol, regular el azúcar en la sangre, ayudar al control de peso, aliviar el dolor, inflamación, reforzar el sistema inmune y por posibles beneficios para el hígado.
Según Healthline y Live Strong, la raíz de jengibre se ha vuelto muy popular en remedios para enfermedades hepáticas, y sobre su efecto en el hígado se ha encontrado en estudios lo siguiente:
Personas con enfermedad del hígado graso no alcohólico que tomaron suplementos de jengibre redujeron su colesterol total y ‘malo’, azúcar en la sangre, inflamación y acumulación de grasa en el hígado.
Compuestos del jengibre (gingeroles y los shogaoles), contribuyen a la salud del hígado al reducir la inflamación y proteger contra el daño celular.
Gracias al gingerol y a otros compuestos antioxidantes y antiinflamatorios, el jengibre podría tener propiedades para prevenir ciertos tipos de cáncer, entre ellos el hepático, colorrectal y pancreático. Faltan más estudios en humanos.