
La mayoría de las vacunas, cuando causan fiebre, lo hacen en las primeras 48-72 horas tras su administración.
Según la información de los expertos, después de una vacunación los efectos secundarios son temporales, entre estos se encuentra el dolor de cabeza, fatiga, náuseas, son respuestas normales a estas preparaciones en el proceso de adquirir inmunidad contra una enfermedad.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos informaron que las vacunas pueden ocasionar otros síntomas, pero asegura que la mayoría de ellos son leves y desaparecen por sí solos en pocos días.
La Asociación Española de Pediatría refiere que las vacunas son medicamentos que estimulan las defensas y activan el sistema inmunológico. Es por esta razón que durante el proceso de enseñar a nuestro cuerpo cómo defenderse de las infecciones, la fiebre puede presentarse como una reacción.
Lo anterior, lejos de ser una señal de preocupación, significa que la vacuna está cumpliendo con su función.