
Los expertos dieron a conocer que se han detectado que los casos de cirrosis en los menores se han incrementado, esta enfermedad hepática se debe a una variedad de factores, incluidos genéticos, autoinmunes o infecciosos.
Esta condición se caracteriza por la formación de tejido cicatricial en el hígado, que ocurre cuando el hígado intenta sanar después de ser lesionado.
Con el tiempo, el exceso de tejido cicatricial impide que el hígado funcione correctamente, lo que puede ser causado por condiciones como hepatitis B o C o el consumo crónico de alcohol.
Una vez que se desarrolla la cirrosis, el daño no puede revertirse, pero si se detecta temprano y se trata adecuadamente, es posible retrasar su progresión.
Las complicaciones de la cirrosis hepática en niños pueden ser graves y llevar a la necesidad de un trasplante de hígado para mejorar la calidad y esperanza de vida.
Los síntomas de la cirrosis en etapas iniciales pueden no ser evidentes, pero a medida que la enfermedad avanza, pueden aparecer signos como fatiga, picazón, edema, ascitis, sangrado del tracto digestivo, e ictericia, entre otros. La cirrosis también puede llevar a complicaciones severas como sangrado interno y daño a otros órganos