
El paludismo puede ser una enfermedad grave y potencialmente mortal si no se trata adecuadamente. La gravedad de la enfermedad puede variar dependiendo del tipo de parásito de la malaria y del estado de salud del individuo infectado.
Los síntomas pueden incluir fiebre, escalofríos, sudoración, dolor de cabeza, dolores musculares y fatiga, entre otros. En casos graves, la malaria puede causar complicaciones como anemia severa, insuficiencia renal, problemas respiratorios, convulsiones, coma e incluso la muerte.
Los principales síntomas son fiebre, dolor de cabeza, escalofríos, fatiga, dificultad para respirar y en algunos casos convulsiones.
Según con la OMS, los cambios en la temperatura, la humedad y las precipitaciones pueden influir en el comportamiento y la supervivencia del mosquito ‘Anopheles’, la Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió de una subida de 16 millones de casos de malaria en 2022 (249 millones) con respecto a 2019 (233 millones), y apunta al cambio climático como una de las causas de este incremento.
Los fenómenos meteorológicos extremos, como las olas de calor y las inundaciones, también pueden repercutir directamente en la transmisión y la carga de morbilidad.
A escala mundial, en 2022 se produjeron cinco millones de casos de malaria más que el año anterior, y cinco países se llevaron la peor parte de estos aumentos. Pakistán registró el mayor aumento, con cerca de 2.6 millones de casos en 2022 frente a los 500 mil de 2021.
También se observaron aumentos significativos en Etiopía, Nigeria, Papúa Nueva Guinea y Uganda.
Se estima que en 2022 se produjeron 167 millones de casos de malaria y 426.000 muertes.