
La mayoría de las veces, los sofocos persistentes se asocian con cambios en el estrógeno que conducen a la menopausia.
Los expertos dieron a conocer que estos síntomas podrían estar relacionados con la menopausia, ese momento determinado de la vida de las mujeres que comienza después del último ciclo menstrual y marca el fin de la fertilidad, el cual suele ocurrir entre los 44 y los 55.
La menopausia tiene lugar una vez que comienza a disminuir la producción de estrógeno y progesterona, dos hormonas producidas por los ovarios. Sin embargo, también puede darse de manera temprana o abruptamente después de ciertos procedimientos quirúrgicos como la extirpación del útero o de los ovarios.
Uno de los síntomas más comunes de la menopausia son los calores repentinos o ‘bochornos’ que surgen a lo largo del día y la noche. Estos pueden tornarse molestos o incómodos si duran demasiado e incluso, llegan a alterar el sueño y la energía de quien lo padece. Aunque cabe aclarar que estos signos pueden variar entre mujeres.
De acuerdo con el Instituto Nacional del Envejecimiento de Estados Unidos, los calores súbitos, también conocidos como sofocos, son un síntoma común de la transición menopáusica.
Un sofoco es la sensación repentina de calor en la parte superior del cuerpo, que suele ser más intensa en la cara, el cuello y el pecho. También es posible que la piel se enrojezca, se acelere el ritmo cardíaco y haya escalofrío a medida que el sofoco disminuya.