La gripe aviar, también conocida como influenza aviar, es una enfermedad infecciosa viral que afecta principalmente a las aves, tanto domésticas como silvestres. Esta enfermedad es causada por varios subtipos del virus de la influenza tipo A, siendo los más conocidos el H5N1, H7N9 y H5N8.
Aunque la gripe aviar se encuentra predominantemente en las aves, en raras ocasiones puede infectar a los humanos, lo que genera preocupación debido a su potencial gravedad y alta tasa de mortalidad.
El contagio de la gripe aviar a los humanos puede ocurrir de varias maneras. La principal vía de transmisión es el contacto directo o indirecto con aves infectadas, sus heces, secreciones respiratorias o superficies contaminadas.
Las personas que trabajan en granjas avícolas, en mercados de aves vivas o que manipulan aves infectadas sin las debidas precauciones, tienen un mayor riesgo de infección. Además, el virus puede propagarse a través del aire, en gotas de secreciones respiratorias, aunque esto es menos común.
Otra vía de transmisión es el consumo de productos avícolas mal cocidos o crudos.
Aunque el riesgo de infección a través de alimentos es bajo si se siguen las prácticas adecuadas de higiene y cocción, es importante asegurarse de cocinar completamente el pollo y los huevos para eliminar cualquier posible rastro del virus.
Los síntomas de la gripe aviar en humanos pueden variar desde síntomas leves similares a los de una gripe común, como fiebre, tos, dolor de garganta y dolores musculares, hasta enfermedades respiratorias graves, como neumonía, insuficiencia respiratoria y, en algunos casos, la muerte.
Miguel Isaac Khoury Siman 