Por qué roncamos

El ronquido es una resistencia al paso del aire, manifestándose en un sonido vibratorio; aunque ocasionalmente no es peligroso, si es persistente

Un Problema Común La calidad de nuestro sueño es fundamental para el bienestar, y respirar correctamente es esencial para que el sueño cumpla su función reparadora. Pero con un 60% de hombres adultos y 40% de mujeres mayores roncando habitualmente, según la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), los ronquidos son un problema común que afecta la calidad de vida y requiere atención.

El ronquido es una resistencia al paso del aire, manifestándose en un sonido vibratorio. Aunque ocasionalmente no es peligroso, si es persistente, no se debe tomar a la ligera y es esencial buscar un tratamiento efectivo. Las causas son variadas, desde el consumo de alcohol y tabaco hasta factores físicos como el tamaño de la lengua y la úvula, así como el estilo de vida y ciertos medicamentos.

El ruido de los ronquidos puede alcanzar entre 60 y 80 decibeles, lo que equivale al ruido de un camión en movimiento, lo cual puede perturbar significativamente el sueño. Los roncadores frecuentemente no son conscientes de su trastorno, pero este puede manifestarse en dolores de cabeza, cambios en la conducta y disminución en los niveles de testosterona, entre otros problemas de salud. Además, la obesidad puede agravar el problema, ya que la somnolencia diurna puede conducir a un mayor consumo de cafeína y carbohidratos.

Los estudios científicos sobre los ronquidos han investigado su base genética y su correlación con otras características de salud.

Usando datos del UK Biobank, una investigación encontró que el ronquido habitual tiene una fuerte correlación genética con la apnea del sueño autoinformada. Al analizar las variantes genéticas asociadas con el ronquido, se reveló que estas pueden influir no solo en el ronquido en sí, sino también en condiciones relacionadas como la apnea del sueño y la hipoxia nocturna.

Los estudios también identificaron varios genes que podrían estar funcionalmente conectados al ronquido, sugiriendo que factores de estilo de vida como la obesidad, el consumo de tabaco y alcohol podrían no explicar completamente la predisposición a roncar.

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