
Los probióticos, al ser organismos vivos que se administran en cantidades adecuadas, ofrecen beneficios al huésped, en este caso, nosotros mismos.
El cuerpo humano alberga dos tipos de bacterias en el intestino: bacterias benéficas y bacterias patógenas. Las benéficas juegan un papel crucial en la salud al contrarrestar los efectos de las bacterias patógenas.
El uso de probióticos se asocia a varios beneficios para la salud. Algunos de los más destacados incluyen:
Refuerzo del sistema inmunológico: Los probióticos ayudan a trabajar en conjunto con el sistema inmune. Esto no solo reduce la incidencia de enfermedades gastrointestinales, sino también de enfermedades respiratorias y cardiovasculares.
Mejor absorción de nutrientes: Estas bacterias benéficas mejoran la digestión y la absorción de nutrientes, algo crucial para nuestra salud digestiva. Además, producen compuestos bioactivos que pueden incluso calmar el sistema nervioso.
Mantenimiento del equilibrio: Los probióticos mantienen a raya las bacterias patógenas. Como destacó el experto, existe una expresión en inglés que lo resume bien: happy gut, happy life, refiriéndose a que un intestino sano conduce a una vida más saludable.