
El amaranto, conocido científicamente como Amaranthus , es un pseudocereal originario de América, especialmente relevante en la región mesoamericana, donde su cultivo y consumo se remontan a tiempos prehispánicos.
Este grano apoyó un papel fundamental en la dieta de civilizaciones como los mexicas, quienes lo consideraban no solo un alimento, sino también un elemento con significados importantes en rituales.
Desde el punto de vista nutricional, el amaranto destaca por su extraordinaria composición, contiene entre un 14% y 16% de proteína de alta calidad, con un perfil de aminoácidos que incluye lisina, un compuesto esencial poco común en otros cereales como el maíz o el trigo.
Además, es rico en minerales como calcio, hierro, magnesio y fósforo, lo que lo convierte en una excelente opción para combatir deficiencias nutricionales. Su aporte en fibra contribuye a la salud digestiva, mientras que sus antioxidantes, como los polifenoles y flavonoides, lo asocian con beneficios en la prevención de enfermedades crónicas.
El cultivo de amaranto es notablemente resiliente, la planta es resistente a climas adversos, tolera sequías y prospera en suelos pobres, lo que la hace ideal para regiones con condiciones agrícolas desafiantes.