Para qué sirve una química sanguínea

La química sanguínea es un análisis clínico que mide los niveles de diversas sustancias químicas en la sangre, lo que permite evaluar el estado de la salud metabólica y el funcionamiento de varios órganos vitales, como el hígado, riñones y páncreas.

La química sanguínea se realiza a través de una muestra de sangre que se obtiene por una punción venosa.

Esta es guardada en un tubo de ensayo que contiene un activador de coagulación y un gel de polímero. De esta forma, se acelera la formación y retracción del coágulo, y se separa el suero, permitiendo obtener una muestra libre de contaminación celular o hilos de fibrina.

Posteriormente, la muestra de sangre se analiza mediante máquinas especializadas o pruebas bioquímicas específicas para determinar los niveles de glucosa, urea, creatinina, entre otros parámetros, según el tipo de química sanguínea solicitada.

Existen diferentes razones por las que se solicita una química sanguínea. La primera y más común, es para realizar un control de salud, pues a través de esta tu médico puede evaluar tu estado metabólico y detectar desequilibrios.

De igual modo, este análisis sanguíneo puede ayudar a diagnosticar enfermedades crónicas, como la diabetes, insuficiencia renal, enfermedades hepáticas e incluso trastornos tiroideos.

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