
Cada año, más de 26 mil hombres en México son diagnosticados con cáncer de próstata. Aunque muchos factores de riesgo ya están bien identificados como la edad, la obesidad o la dieta alta en grasas, los avances recientes en medicina personalizada han revelado un nuevo escenario: la genética también tiene un papel importante.
Durante años, se creyó que solo quienes tenían historia familiar de cáncer debían preocuparse por el riesgo genético. Sin embargo, investigaciones recientes muestran que más del 40% de los hombres con mutaciones genéticas asociadas al cáncer de próstata no tienen antecedentes familiares.
Los genes más frecuentemente alterados en casos de cáncer de próstata avanzado incluyen BRCA2, BRCA1, ATM, CHEK2, CDK12 y otros relacionados con el sistema de reparación del ADN. Estas mutaciones pueden influir en dos cosas:
Pronóstico: por ejemplo, un paciente con BRCA2 suele tener un cáncer más agresivo.
Tratamiento: si se detecta una mutación, se pueden usar medicamentos específicos como los inhibidores de PARP.
Aunque existen pruebas genéticas para detectar estas mutaciones, no todos los pacientes pueden acceder a ellas.