
El Síndrome de Piernas Inquietas (SPI) también conocido como Wilis-Ekbom provoca sensaciones desagradables en las piernas como hormigueo, tirantez, quemazón o picazón y obligan a moverse para poder tener alivio.
Es una afección neurológica que causa una necesidad incontrolable de mover las piernas, especialmente en reposo. Afecta el sueño, la concentración y la calidad de vida de millones de personas.
Muchas de las personas que sufren este síndrome sin saberlo y sin recibir el tratamiento adecuado.
Según la Sociedad Española de Neurología (SEN), el SPI afecta al 5-10 % de la población adulta. En España, eso representa entre dos y cuatro millones de personas, de las cuales unas 300.000 padecen síntomas severos y crónicos.
Se clasifica en dos tipos: primario (idiopático), vinculado a causas genéticas o desconocidas, y secundario, relacionado con condiciones como insuficiencia renal, embarazo o déficit de hierro.
Aunque está reconocido por la Clasificación Internacional de los Trastornos del Sueño, el SPI suele diagnosticarse erróneamente como ansiedad o insomnio, lo que retrasa su tratamiento.