
Aunque se hable de cáncer de esófago como si fuera una sola cosa, en realidad se trata de dos enfermedades. El primero es el carcinoma escamoso, vinculado al tabaquismo, alcohol y factores socioeconómicos bajos.
El segundo, y el que más ha crecido en Occidente, es el adenocarcinoma, causado por el reflujo ácido crónico, especialmente en personas con obesidad o mala alimentación.
Este tipo de cáncer está creciendo en personas jóvenes, y muchos ni siquiera lo saben.
El cáncer de esófago puede comenzar con una molestia o una sensación de no pasar bien la comida o que se atora, lo que se conoce como disfagia progresiva, que además del alcohol, el cigarro y la obesidad, hay otro factor poco discutido: las bebidas excesivamente calientes.
El calor constante daña el revestimiento interno del esófago, y el cuerpo, al intentar repararse, puede provocar mutaciones celulares.