
Estudios recientes indican que la falta de descanso adecuado puede aumentar el riesgo de padecer enfermedades neurodegenerativas como la demencia y el Alzheimer
En los últimos años, ha crecido la preocupación sobre la privación del sueño y su impacto en la salud mental. Durante mucho tiempo, muchas personas se enorgullecían de dormir poco, considerando el insomnio como un signo de productividad. Sin embargo, estudios recientes indican que la falta de descanso adecuado puede aumentar el riesgo de padecer enfermedades neurodegenerativas como la demencia y el Alzheimer.
La falta de sueño no solo afecta el estado de ánimo, sino también la capacidad cognitiva. Investigaciones de la Universidad Central de Queensland han demostrado que dormir menos de cinco horas puede tener efectos similares a conducir bajo los efectos del alcohol. La privación del sueño disminuye la concentración, afecta la toma de decisiones y distorsiona la percepción de señales sociales.
Durante el sueño, el cerebro elimina proteínas como la beta amiloide, asociada con la demencia y el Alzheimer. Dormir poco interfiere con este proceso de limpieza, incrementando el riesgo neurológico. Aunque la presencia de beta amiloide no garantiza el desarrollo de demencia, sí aumenta el riesgo en personas predispuestas.