
Tomar alcohol en el embarazo ocasiona una serie de consecuencias negativas tanto para los fetos como para las futuras madres
A pesar de las claras advertencias médicas, los datos recientes de los Centers for Disease Control and Prevention (CDC) revelan que esta práctica sigue siendo una realidad, con casi el 14% (o 1 de cada 7) de mujeres embarazadas reportando consumo de alcohol y alrededor del 5% (o 1 de cada 20) reportando consumo excesivo en los últimos 30 días.
Los resultados de tomar alcohol en el embarazo pueden afectar tanto a la madre como al bebé. Suele tener una repercusión que capta la atención de los investigadores debido a los daños en varios factores: el Trastorno del Espectro Alcohólico Fetal (TEAF).
Una de las principales repercusiones negativas en bebés es el TEAF, del cual no se habla mucho en México, explicó en entrevista para Excélsior, Jessica Paredes Durán, directora general de la Fundación de Investigaciones Sociales, A.C, (FISAC).
El TEAF es una condición que resulta de la exposición del feto al alcohol debido a su consumo durante el embarazo, donde la bebida actúa como un impedimento del desarrollo, de acuerdo con un estudio publicado en Journal of Neurodevelopmental Disorders.