
En el mundo, millones de personas viven con enfermedad renal crónica sin saberlo. Para muchos, el diagnóstico llega tarde, cuando ya necesitan un tratamiento para sobrevivir.
Sin embargo, una nueva forma de entender y tratar esta condición está emergiendo: la hemodiafiltración de alto volumen (HvHDF) y su integración con inteligencia artificial, sensores avanzados y monitoreo digital.
Según las estimaciones presentadas, se espera que para 2030 haya más de 6 millones de personas en tratamiento de diálisis en todo el mundo. Y aún más alarmante: hasta el 20% de quienes padecen enfermedad renal podrían estar sin diagnóstico ni tratamiento.
A través de máquinas de diálisis inteligentes que calculan en tiempo real la eficacia del tratamiento. Estas máquinas, combinadas con plataformas digitales, permiten saber cuánto líquido se está eliminando, si el sodio está equilibrado o si el paciente está tolerando bien la sesión.
La medicina renal del futuro será digital. Los especialistas coinciden en que herramientas como la inteligencia artificial, los biosensores y el análisis de datos en tiempo real no son opcionales: serán esenciales para entender mejor al paciente, predecir complicaciones y actuar antes de que sea demasiado tarde.