
La pérdida de piel por quemaduras graves puede desencadenar deshidratación, hipotermia y falla renal.
A pesar de que una víctima de quemaduras -en el momento del siniestro- puede caminar y resistir conscientemente sus lesiones, la gravedad de sus heridas la pueden llevar a la muerte debido a que en las horas posteriores su cuerpo puede presentar una falla multiorgánica.
Cuando una persona se quema, lo primero que pierde es la piel, que funciona como una barrera protectora del cuerpo para resguardar los líquidos corporales y proteger de infecciones, por tanto, al no tener piel, el paciente empieza a sufrir deshidratación.
Cuando las quemaduras son de segundo o tercer grado, las primeras horas son cruciales, porque si pasa mucho tiempo los riñones pueden dejar de funcionar.
A los cuatro o cinco días de haber sufrido quemaduras de segundo o tercer grado, se empiezan a manifestar infecciones, porque las bacterias empiezan a tener control sobre las heridas que no están cubiertas.
Además, dependiendo del grado de las lesiones, un paciente que ha sufrido quemaduras de segundo y tercer grado, se induce a un coma, no solo para reducir el dolor, sino para proteger el cerebro y otros órganos y así poder realizar los procedimientos necesarios como, por ejemplo, para la regeneración de la piel.