
Un dermatólogo cursa siete años de medicina, luego una residencia de tres años en dermatología y, en muchos casos, subespecialidades o estudios adicionales en áreas como tricología, láser o dermocosmética.
En contraste, un médico estético o cosmiatra puede haber cursado un diplomado o certificación de corta duración, a veces sin formación médica profunda
La principal diferencia está en la capacidad diagnóstica. El dermatólogo no solo mejora la apariencia de la piel: detecta enfermedades como rosácea, dermatitis, cáncer cutáneo o alopecia, y sabe cuándo un síntoma estético puede tener origen médico.