
El cortisol liberado por el estrés constante puede alterar la presión y dañar las arterias, elevando el riesgo de un accidente cerebrovascular.
Aunque el estrés suele asociarse con cansancio o ansiedad, sus efectos pueden ser mucho más profundos. Cuando se prolonga en el tiempo, el estrés crónico puede alterar el funcionamiento del cerebroy del sistema circulatorio, incrementando el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular (ACV).
Un accidente cerebrovascular (ACV) ocurre cuando el flujo de sangre hacia el cerebro se reduce o se interrumpe. Sin oxígeno ni nutrientes suficientes, las células cerebrales comienzan a dañarse o mueren, provocando lesiones que pueden dejar secuelas permanentes.