
La dislexia es un trastorno del aprendizaje que afecta principalmente la capacidad para leer con fluidez, escribir y comprender textos. Se debe a dificultades en la decodificación de las palabras, es decir, en el proceso de reconocer los sonidos del habla y asociarlos con las letras y sílabas que los representan. Esta condición se origina en diferencias en las áreas del cerebro que procesan el lenguaje, según Mayo Clinic.
Cabe mencionar que la dislexia no está relacionada con la inteligencia ni con problemas de visión o audición. De hecho, muchos niños y adultos con dislexia desarrollan un alto nivel de creatividad, pensamiento lógico y habilidades espaciales.
Detectar la dislexia a tiempo puede marcar una gran diferencia. De acuerdo con la Guía Infantil Argentina, la detección temprana permite evitar frustración escolar, mejorar la autoestima y aplicar estrategias personalizadas para el aprendizaje.
Señales por etapas de desarrollo:
1. En preescolares (cuatro a seis años)
Dificultad para reconocer rimas o jugar con palabras (“gato” y “pato”).
Confusión entre izquierda y derecha.
Problemas para aprender secuencias (días de la semana, canciones).
Poca disposición a participar en juegos con letras o ejercicios de memoria visual.
2. En los primeros grados (siete a nueve años)
Lectura lenta y con errores frecuentes.
Sustitución u omisión de letras al escribir (por ejemplo, “csa” por “casa”).
Dificultad para copiar correctamente de la pizarra.
Quejas de dolor de cabeza o cansancio al leer.
3. En edades mayores (10 años en adelante)
Evita leer en voz alta o participar en actividades de lectura.
Dificultad para resumir o comprender textos.
Errores en cálculos matemáticos simples.
Baja autoestima o frustración académica.