
Un avance científico reciente ofrece una nueva esperanza para quienes han experimentado pérdida de olfato. Un equipo de investigadores, ha probado con éxito un dispositivo prototipo que permite a personas con anosmia —la pérdida total o parcial del olfato— volver a detectar y distinguir olores.
El hallazgo, publicado en la revista Science Advances, se basa en una técnica de sustitución sensorial que enseña al cerebro a asociar sensaciones físicas en la nariz con la presencia de diferentes olores.
La importancia de este desarrollo radica en la magnitud del problema que aborda. La pérdida de olfato afecta a cerca del 20% de la población mundial y puede deberse a infecciones, medicamentos o lesiones.
El estudio incluyó a 65 voluntarios (13 con olfato intacto y 52 con anosmia); todos lograron percibir la presencia de olores y la mayoría pudo distinguir entre al menos dos aromas distintos, sin diferencias significativas entre quienes tenían olfato normal y quienes lo habían perdido.
El funcionamiento del prototipo se apoya en una combinación de tecnologías y principios neurocientíficos. El sistema utiliza una nariz electrónica (e-nose) para captar las moléculas odoríferas presentes en el ambiente. Esta información química se traduce en un código digital específico, que se transmite a través de un pequeño estimulador eléctrico colocado en el tabique nasal.