
La progresión del VIH a SIDA puede detenerse o retrasarse con el inicio a tiempo de la terapia antirretroviral (TARV), que reduce la carga viral a niveles indetectables.
El VIH es un virus que ataca directamente al sistema inmunitario, y sin la intervención médica adecuada, puede progresar hacia el SIDA (síndrome de inmunodeficiencia adquirida).
El tratamiento antirretroviral (TARV) ha transformado el VIH en una condición completamente manejable. El éxito reside en entender cómo opera el virus y los objetivos del tratamiento.
Cuando las personas que viven con el VIH no reciben tratamiento, la infección generalmente atraviesa tres fases de progresión.
Estas son las fases del VIH, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) y los Institutos Nacionales de Salud en EU (NIH):
Fase 1: Infección Aguda por el VIH: Se caracteriza por una rápida reproducción del virus, resultando en una alta concentración de virus en la sangre y es contagiosa. Muchos experimentan síntomas similares a una gripe.
Fase 2: Infección Crónica del VIH (o Latencia Clínica): El virus sigue activo y replicándose, pero a niveles mucho más lentos. Esta fase puede durar una década o más sin tratamiento.
Fase 3: Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA): Es la etapa más avanzada y grave. Se diagnostica cuando el daño al sistema inmunitario es severo. Sin tratamiento, esta fase es inevitable y tarda 10 años en desarrollarse.